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domingo, 29 de marzo de 2020

Las evidencias que están quedando...

Estos días que estamos viviendo se quedarán para siempre en la memoria de nuestros adentros. Será imposible de olvidar las imágenes vividas para todos, pero sobre todo para los que están en la primera línea trabajando con los que más lo están sufriendo. Los que ven y sufren en primera persona, los profesionales de la sanidad...los que viven en su interior porque es su trabajo, los desgarros de las personas que lloran en sus habitaciones por no poder hacer lo que hacían antes. No me estoy refiriendo a los ciudadanos que paseábamos antes de esta pandemia. Me refiero a esos abuelos y abuelas que permanecen en las residencias. Me refiero a esa mirada que no entiende porque su cabeza no va, pero sí sus ojos que no ven a su amigo o amiga con el que compartían cada día. Mientras las sufridoras heroínas de las auxiliares de las residencias que los cuidan, lloran en silencio porque no quieren que ellos las vean. Sácame de esta habitación...yo no estoy malita, quiero salir a pasear por el pasillo, a jugar la partida, hacer gimnasia, preguntan por su compañero o compañera de habitación que ya no está, ...y ellas les tienen que decir: no puedes salir, es por tu bien. Esto va a pasar pronto y luego podremos salir a tomar el sol y salir al patio, nos juntaremos con todos y volveremos a reír y cantar. Es la respuesta con la que tienen que mentir cada día a esos mayores que no entienden lo que está pasando.
Mientras eso sucede en las residencias de mayores, los ciudadanos nos cruzamos sin saludarnos cuando hacemos la compra. Hacemos como por no vernos para no tener que hablar. Con toda perplejidad, observamos y escuchamos la disputa política que están montando nuestros políticos  y algunos medios por todos los foros, en la televisión, en la radio y en las redes sociales. Lo de las redes sociales ha alcanzado la magnitud de la más absoluta vergüenza. No se puede alcanzar mayor nivel de miseria, con bulos, con hilos, con mentiras, etc. Mientras, los profesionales sanitarios, los trabajadores de las residencias de mayores, de las fuerzas de seguridad del Estado, camioneros, trabajadores que nos suministran los alimentos de primera necesidad, ingentes cantidades de voluntarios, profesionales de distintos ámbitos...todos los que se están jugando la vida por nosotros siguen cada día con su dedicación y sobreesfuerzo. Preocupante, muy preocupante lo que está pasando. La excepcionalidad de los niveles y el alcance de la pandemia no tiene calificativo, pero ya está bien. Porque con los días que llevamos los trabajadores que tienen que acoger todos los días a los positivos en nuestros hospitales y residencias, tienen que disponer de los medios de prevención adecuados, para no verse desbordados y poder hacer frente a la situación. Así están los profesionales que están atendiéndonos. Desesperados, llorando a escondidas para que no los vean los pacientes. Ellos merecen todos nuestros aplausos y sueños, porque no sólo están en su trabajo preocupados y ocupados por los que llegan, sino que cuando salen y llegan a sus casas, su preocupación no acaba porque pueden llevar el contagio a los suyos sin saberlo.
Comprobamos también lo que están trabajando nuestros Alcaldes y Alcaldesas en sus municipios por la salud de sus vecinos, sin tener ellos la responsabilidad ni las competencias. Una visita por los pefiles oficiales de algunos de los Ayuntamientos nos dan la idea del grado de desesperación en que se encuentran pidiendo ayuda y colaboración. Y están sufriendo por la falta de medios en la soledad de su responsabilidad. Y están solidariamente con sus vecinos, buscando alternativas porque ellos no pueden eludir la respuesta ni desviar la llamada de teléfono. Porque conocen por su cercanía los nombres y apellidos y lo que hay en cada casa.
Observamos también cómo Europa debería de estar demostrando para qué se creó, para qué sirve y qué hace Europa en una situación como la que estamos sufriendo?....estas son las preguntas cuyas nulas respuestas nos dicen lo que es Europa y para qué está sirviendo Europa cuando son incapaces de ponerse de acuerdo en las medidas a tomar...es inadmisible que no haya acuerdos entre los países, cuando los ciudadanos en un estado como este no entienden de un color o de otro. Pero eso quizás alguien piense en que está lejos, cuando está poniendo en evidencia lo que hay.
Estamos comprobando cómo este tiempo ha cambiado a la sociedad y a las personas. Observamos también que hay situaciones en las que el silencio no se convertirá en un olvido. Creo que no. Esta globalización nos ha demostrado lo poco preparado que estamos y lo poco que pensamos en lo colectivo y en los más vulnerables. Las cifras del número de abuelos que están falleciendo mayoritariamente en las residencias nos debería valer por sí solo para reconocernos en lo que no puede ni debe permitirse. Estamos aquí por ellos y nuestra respuesta no es la que ellos dieron o darían hoy por nosotros.
Esta pandemia está quedando en evidencia muchas cosas...esta pandemia se va a llevar por delante a muchas personas...Esta pandemia siendo un problema global está dejando en evidencia muchas de las cosas que se han venido haciendo mal en los últimos tiempos. Estas evidencias nos deben llevar a pensar en recuperar aquello que más nos importa como sociedad...porque no hay nada que tenga más valor que la vida de las personas. Esta debería ser la principal lección de esta maldita historia real que sufrimos y si hay que hablar de imágenes hablaríamos de muchas, estoy seguro...pero hay una que no olvidarán los familiares de los que este virus se está llevando...la de ver cómo no pueden dar el último adiós a sus seres queridos.
Terminando mi entrada, recibo una llamada de mi hermana. Ha fallecido Julio Saavedra. Un grandísimo amigo, una maravillosa persona. Un garrovillano luchador en silencio por su pueblo. Un amigo siempre dispuesto a dar su voz tranquila y sabia en forma de consejo, para una respuesta siempre ofrecía su sabiduría y experiencia...será imposible pasear por la Laguna o por nuestra Plaza y no encontrarte amigo... Tu recuerdo será imborrable. Descansa en paz amigo.

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